La marihuana, mucho más potente, ha desplazado el consumo de hachís

Publicado en diario «La Rioja» el sábado, 27 de julio de 2019

Cuando la Guardia Civil o la Policía Nacional da cuenta de los resultados de alguna de las operaciones realizadas contra el tráfico de sustancias estupefacientes, las entidades que trabajan para ayudar a romper con las drogas respiran y celebran que al menos una parte de esa oferta acabe en incineradoras. Pero al mismo tiempo surge otra pregunta: ¿cuál es la cantidad que hay en circulación si las estimaciones sostienen que lo aprehendido apenas representan el 15% del total?

«Nos alegran estas operaciones, pero nos preocupa la gran dificultad que tienen tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil para acceder a estas redes. Y eso que, siendo España un país de paso del el hachís y de la cocaína que se dirige hacia Europa, su trabajo se ha demostrado muy eficaz», elogia José Luis Rabadán, presidente de ARAD.

Pese a todas esas operaciones, conseguir determinadas sustancias en la calle no es complicado. «En las encuestas del Plan Nacional contra las drogas, el 80% de los menores de 14 a 17 años responde, por ejemplo, que es sencillo acceder al hachís». A eso, añade Rabadán un actor que complica aún más esa batalla: Internet. «Se puede comprar marihuana procedente de Holanda para la que, además, se puede elegir la concentración de THC, que oscila entre el 2 y el 25%», explica mientras relata el caso de un usuario que recibía cannabis sintético por vía postal oculto en bolsas de sopa de curry.

La realidad de las incautaciones, con grandes cantidades de marihuana, es un «indicador indirecto» del perfil del consumo de estupefacientes en La Rioja, analiza Rabadán, que sostiene que en los últimos años «ha habido un cambio de modelo en el que el hachís ha sido desplazado por la marihuana». Un cambio que, además, no es inocuo: «La marihuana es hasta 3 o 4 veces más potente que el hachís, y mucho más que la que se consumía hace años. Eso está haciendo que cada vez sean más los jóvenes, de entre 18 y 20 años, que presentan alteraciones mentales causadas o aceleradas por el consumo de marihuana», asevera.

A ese consumo precoz de una sustancia más potente añade Rabadán una derivada más: la tardanza en buscar ayuda. «Desde que empiezan a consumir hasta que acuden pasa una media de 9 años. Es nuestra asignatura pendiente», completa el responsable de ARAD.

Más allá de la marihuana, Rabadán estima que el consumo de éxtasis y otras drogas sintéticas es menor si bien «son sustancias de paso hacia otras vinculadas al ocio y a la fiesta». La realidad de la heroína, insignificante en las incautaciones durante estos siete primeros meses (11 gramos), continúa sorprendiendo a Rabadán: «Estuvimos cinco o seis años sin atender casos y en el 2018 el 8% de nuestros nuevos usuarios llegaron por su adicción a esta sustancia».

¿Qué falla? «Los planes de educación no han dado los resultados esperados pero la pregunta es: ¿qué hubiera pasado si no habríamos hecho nada?».